El capital humano se convierte en la pieza clave para definir las orientaciones de la industria hacia la consolidación de la Cuarta Revolución Industrial.
El reciente análisis del World Economic Forum en el ámbito laboral, The Future of Jobs Report 2020, expone la importancia que tendrá la gestión del talento y el conocimiento en los próximos años.
La adopción tecnológica
Como consecuencia directa de la actual crisis sanitaria, la adopción de herramientas e instrumentos digitales se ha acelerado a marchas forzadas para facilitar la continuidad de la actividad en aquellas industrias donde la presencialidad no es esencial. Esta serie de transformaciones han contribuido a que las empresas reorienten sus prioridades de cara al 2025.
El escaso y codiciado talento
Con la expectativa de que los empleos más superfluos disminuyan un 6,4% de aquí al 2025, las empresas manufactureras demandan perfiles orientados al análisis de datos y el desarrollo de negocio, así como servicios de consultoría estratégica. Por esta razón, las compañías valoran cada vez más habilidades como el aprendizaje activo, el conocimiento tecnológico, el pensamiento analítico o la innovación.
Sin embargo, a la hora de tratar de satisfacer estas demandas, se encuentran con que en sus mercados laborales locales son incapaces de hallar tales capacidades y, en muchas ocasiones, tampoco tienen la habilidad de atraer al talento que necesitan.
Este patrón se repite no solo en la industria manufacturera, sino también en el sector de equipamiento eléctrico o el alimentario. Una excepción son los productores de manufacturas más avanzadas (propias de la Industria 4.0) en la que la habilidad entre los líderes de las organizaciones se encuentra entre los principales retos.
¿La respuesta se encuentra dentro de las empresas?
Se espera que aproximadamente el 40% de la fuerza de trabajo requiera cursos de reciclaje adaptados a las nuevas necesidades de las empresas, una cifra que se mueve entorno al 65-70% en el caso del sector manufacturero y eléctrico y que asciende al 80,5% en la industria alimentaria (debido en gran parte a la inclusión dentro de ese mismo grupo del sector agrícola).
Para hacer frente a este desafío las empresas deberán movilizar una importante cantidad de recursos. No obstante, una notable mayoría de las firmas encuestadas afirman que financiarían la formación de su plantilla, siendo muy pocas las que valoran compartir costes con otras empresas de distintos sectores.
Se trata de un hecho sorprendente, pues a pesar de las diferencias existentes entre industrias, las demandas de las empresas son tan similares que renunciar a la colaboración en términos de formación supone un elevado coste de oportunidad; por un lado, en términos del desaprovechamiento de las potenciales economías de escala y por otro como consecuencia directa de las sinergias que se hubiesen podido producir entre trabajadores de distintas empresas y sectores.
El reto de valorar adecuadamente nuestro capital humano
A pesar de la gran importancia que tienen y que van a seguir adquiriendo los recursos humanos, las empresas no cuentan con unos sistemas de medición que les permita valorar las habilidades y capacidades de su personal, dificultando la posibilidad de que puedan evaluar las carencias que se van sumando a este con el paso del tiempo y las habilidades y experiencia que obtienen a través de su labor y de los programas de formación. Esto conduce necesariamente a potenciales errores de gestión tanto del factor humano como de la inversión que se realiza en el mismo, dificultando una utilización eficiente de los recursos de las compañías.
De hecho, un 16,6% de las empresas consideran complicado determinar cuándo recibirán un retorno por la inversión realizada en su personal. Con todo, las pocas propuestas que han salido a la luz pecan de ser excesivamente monetarias y no tienen en cuenta elementos cualitativos de la fuerza de trabajo.
Gustavo Clares
Observatorio amec
Gustavo Clares es estudiante en prácticas del Máster Oficial de Internacionalización de la Universidad de Barcelona.