Barcelona se replantea el sistema de alcantarillado y drenaje de la ciudad para adaptarlo a los efectos del cambio climático.
El calentamiento global está provocando un aumento de las condiciones meteorológicas extremas, junto con los peligros y eventos secundarios asociados, como sequías, incendios forestales e inundaciones causadas por lluvias torrenciales. El Swiss Re Institute espera que esta tendencia continúe dada la creciente urbanización, el crecimiento de la concentración de activos en las zonas expuestas y las proyecciones de cambio climático a largo plazo.
Los riesgos medioambientales tienen un efecto directo sobre la geopolítica, la economía y las cadenas de suministro. Se calcula que los daños causados por los desastres naturales en 2018 ascendieron a 165.000 millones de dólares. El seguro cubrió 85.000 millones de dólares de esas pérdidas, el cuarto mayor desembolso de la industria en un año (1).
La red de empresas, gobiernos, sociedad civil y líderes que responden la Encuesta Global de Percepción de Riesgos del World Economic Forum situaron en 2020, por primera vez, las preocupaciones medioambientales entre principales riesgos con mayor probabilidad de suceder a largo plazo, así como los principales riesgos por impacto.
Hasta ahora, las empresas habían minimizado este tipo de riesgos y su capacidad para afectar sus negocios, pero si algo hemos aprendido de la pandemia de la COVID-19 es que cualquier evento tiene un gran potencial de afectación a escala global y que también pueden suceder aquí.
En el caso de la gestión del agua, por ejemplo, estábamos acostumbrados a ver cómo las empresas europeas dirigían su foco de atención hacia los países en desarrollo en busca de oportunidades de negocio. No obstante, es muy probable que estas oportunidades se encuentren cada vez más cerca.
Esto queda ejemplificado perfectamente con el nuevo Plan Director Integral de Saneamiento de Barcelona. Ante la constatación por parte de los modelos predictivos de un incremento de la frecuencia y la intensidad de los fenómenos torrenciales, el Ayuntamiento se ha replanteado el sistema de alcantarillado y drenaje de la ciudad para adaptarlo a los efectos del cambio climático.
Dentro de las acciones del nuevo plan se plantea la integración de los sistemas de drenaje urbano en el modelo de urbanismo, la mejora y ampliación de la red de alcantarillado y el aumento del número de depósitos para gestionar el agua excedente del sistema de alcantarillado. El presupuesto global del plan es de 1.400 millones de euros, con un ritmo de inversión de 175 millones de euros cada 10 años.
Susana Gonzalez Ruiz
Observatorio amec