En un contexto impredecible, las empresas internacionalizadas deben ampliar su espectro de riesgos potenciales, identificar cómo estas perturbaciones afectan a su negocio y adaptarse en consecuencia.
El Banco de España ha actualizado sus proyecciones macroeconómicas de la economía española. Más allá de la previsión de crecimiento del PIB y sus componentes que realizan para 2020, lo más destacable es el ejercicio de anticipación de posibles escenarios.
En el informe publicado se describen dos escenarios, “recuperación temprana” y “recuperación gradual”, a partir de la identificación de los componentes más sensibles de la economía y las principales fuentes de incertidumbre: el surgimiento de nuevos brotes epidémicos y la capacidad de restauración de la actividad económica.
En el siguiente cuadro resumimos los dos escenarios:
Vamos a tratar en detalle algunos de estos componentes.
Nuevos datos de la UNCTAD muestran que el comercio de mercancías cayó un 5% en el primer trimestre del año y apuntan a una caída del 27% en el segundo trimestre y una disminución anual del 20% para 2020. Los pronósticos muestran un deterioro particularmente rápido para los países en desarrollo.
Los datos preliminares de abril sugieren la mayor desaceleración de Asia meridional y Oriente Medio, que podría registrar caídas comerciales de hasta el 40%. Mientras tanto, las regiones de Asia oriental y el Pacífico parecen haber tenido mejores resultados. Algunos países ya han hecho públicos sus datos, entre los que se encuentran Estados Unidos, China, Francia y Japón. Pese a que este ha sido el mes en el que muchas economías tocaron fondo y otras aún estaban cayendo, su análisis puede ser útil.
Concretamente, hemos consultado la evolución del valor de las importaciones de estos mercados para los nueve principales capítulos de productos industriales en los que se ubican los sectores de amec.
Como puede observarse en la siguiente tabla, sólo en tres países las importaciones de abril de 2020 han sido superior a las del mismo mes de 2019: Japón, China y Bahréin. Desde otro punto de vista, los países en los que las importaciones de abril de 2020 han aumentado con respecto al mes de marzo son Bahréin, Chile y Australia.
De todos estos, seguramente Japón, China y Australia son los tres mercados en los que los incrementos respectivos responden a una relativa recuperación, ya que en los casos de Bahréin y Chile lo más probable es que lo peor esté por llegar.
El índice fDi, que rastrea el sentimiento de los inversores extranjeros, se hundió en una nueva lectura baja récord en abril, con una disminución del 55,3% respecto al mismo mes de 2019. Durante el mes de abril, se anunciaron solo 483 proyectos greenfield en todo el mundo, mientras que, en el peor mes de la crisis financiera mundial de 2009, los inversores extranjeros anunciaron 961 proyectos.
No obstante, algunos sectores muestran gran actividad y las rondas de financiación para proporcionar capital para la futura expansión internacional han aumentado respecto al año anterior. Se trata principalmente de los sectores tecnológicos, energías renovables y el farmacéutico.
A modo de ejemplo, Tesla está buscando un terreno en el Reino Unido para construir lo que podría ser una planta de investigación para vehículos eléctricos, aunque según algunas fuentes podría tratase de un proyecto relacionado con el ensamblado de baterías.
En el sector farmacéutico, la canadiense Point Biopharma invertirá 25 millones de dólares para establecer su primera planta de fabricación en Estados Unidos, mientras que la irlandesa Nemysis Ltd ha anunciado la apertura de una filial en Italia que servirá como plataforma de lanzamiento para futuros desarrollos en Europa.
Desde finales de mayo, cada vez más países han empezado a relajar las medidas de restricción y en países como Alemania y Australia ya se detectan señales de recuperación de la actividad en los sectores más duramente afectados, como la restauración. Aunque esto puede tomarse como motivo de optimismo, hay que ser cautos, ya que el comportamiento de los individuos no responde de forma inmediata ni en la misma medida a la flexibilización de las restricciones.
El consumo de los hogares también depende del riesgo percibido y los mensajes de los gobiernos. Así, en una encuesta reciente de IPSOS, en la que se pregunta acerca de si los negocios deberían abrir o ponen a las personas en riesgo, los ciudadanos de Brasil, India y España son los que se muestran más inseguros.
Este repaso hace evidente que las empresas deben avanzar en un contexto donde no es posible anticipar lo que sucederá mañana. Aunque actualmente todas las empresas se encuentran vinculadas en mayor medida a través de las cadenas globales de valor, en el caso de las empresas internacionalizadas esta incertidumbre es aún mayor, ya que no sólo dependen del contexto local sino también del de otros países.
Si en el modelo anterior las tendencias pasadas permitían estimar las tendencias futuras, en el modelo actual necesitamos analizar y relacionar una amplia gama de indicadores nuevos para detectar los patrones del momento: consumo de energía, búsquedas en Google, proyectos anunciados, encuestas de valoración, etc.
Al mismo tiempo, las empresas deben ampliar el espectro de riesgos potenciales para incorporar los siguientes:
Siempre ha habido epidemias, derrames de petróleo, incendios forestales, terremotos, disturbios y conflictos comerciales. La diferencia es que ahora cualquiera de estos eventos en un lugar concreto puede significar el cierre de un negocio en el otro extremo del planeta.
Todos estos factores se encuentran, además, estrechamente entrelazados, por lo que su impacto combinado es difícil de anticipar. Esto plantea a las empresas el reto de ser adaptables en sus cadenas de suministro y responder en sus operaciones en un momento de gran incertidumbre. El gran desafío para las empresas en la nueva normalidad será identificar cómo estas perturbaciones afectan a su negocio y adaptarse en consecuencia.
Susana Gonzalez Ruiz
Observatorio amec