La crisis originada por la pandemia está impulsando tendencias que ya habíamos detectado en 2019. Dos informes publicados recientemente muestran cómo algunos cambios son menos inesperados de lo que parece.
Los datos correspondientes al primer trimestre de 2020 de CPB World Trade Monitor reflejan las caídas pronunciadas a nivel mundial de la producción industrial (-4,5%) y el volumen del comercio internacional de mercancías (-2,5%).
Lo más interesante, no obstante, resulta de comprobar que estos descensos no representan un giro de 180 grados de las tendencias, sino que las han profundizado. Como se observa en los dos gráficos, tanto en la producción como en el comercio las tasas de crecimiento trimestrales venían disminuyendo desde inicios de 2018.
El Reshoring Index 2019 de Kearney muestra que la transformación de las cadenas de suministro ya se había iniciado un año atrás debido a diversos motivos, como las fricciones comerciales entre EE. UU. y China.
El índice, que compara la producción bruta manufacturera de EE. UU. con los datos de la importación de productos manufacturados provenientes de 14 países asiáticos de bajo costo, muestra en 2019 una inversión de la tendencia de los últimos cinco años. La producción nacional de los EE. UU. superó en porcentaje al de las importaciones de los países asiáticos.
Este cambio de equilibrio de debe casi exclusivamente al descenso pronunciado de las importaciones provenientes de China (-17%), ya que la producción nacional se mantuvo casi inalterada.
Sin embargo, las importaciones de otros países asiáticos continuaron aumentaron, del mismo modo en como lo hicieron las importaciones de manufacturas de México. Estos aumentos se produjeron principalmente en las categorías de productos afectados por la subida de aranceles contra China.
Casi la mitad de las importaciones de EE. UU que se desplazaron de China a otros países asiáticos fue absorbida por Vietnam. No obstante, una parte destacable de este traspaso procede de los propios fabricantes chinos, que envían mercancías a Vietnam para volver a enviarlas ligeramente modificadas a los EE. UU. como productos “Made in Vietnam”.
Con respecto a México, ya en 2016 más de la mitad de las empresas estadounidenses con operaciones de fabricación en México habían trasladado allí la producción de otras partes del mundo. Las ventajas de México sobre los países asiáticos son los bajos costes laborales, su proximidad al mercado norteamericano, una base productiva comparable en ciertos aspectos, y el renovado acuerdo comercial con EE. UU y Canadá.
Susana Gonzalez Ruiz
Observatorio amec