La globalización económica ha aplanado el mundo, como dice Friedman. Sus principales consecuencias son la eliminación o reducción significativa de fronteras arancelarias, la búsqueda de mayor rentabilidad, la presión para cumplir las normativas de seguridad y medioambientales o la creación y gestión del conocimiento y su protección contra la piratería. En resumen, temas suficientemente complejos para marear a más de uno.
Si a esto le sumamos la recesión y la conflictividad que genera, la falta de financiación y otros muchos factores de los que todos somos conscientes, el panorama no es el mejor, sin duda.
Pero si alguna cosa tienen los empresarios y las personas emprendedoras es que se adaptan, luchan y sobreviven.