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Entrevista al Embajador de España en Egipto: "Las empresas españolas tienen aquí mucho campo por recorrer"
9 de junio de 2022

embajador-egipto.jpgEl embajador de España en la República Árabe de Egipto, Ramón Gil-Casares Satrústegui, anima a las empresas españolas a hacer negocios en Egipto, en donde se desarrollan grandes macroproyectos. Aún más cuando el país puede ser puerta de entrada a otros territorios en África, gracias a sus tratados de libre comercio. Gil-Casares conoce bien el territorio que pisa. Antes ha sido embajador de Sudán (2011-2012) y de la República de Sudáfrica (2005-2008), con acreditación múltiple en las Repúblicas de Mauricio, Madagascar y Comores, y en el Reino de Lesoto. Asimismo, ha sido asesor en la Dirección General de Política Exterior para África (2008-2011). Director de la Escuela Diplomática desde julio 2017, fue además el titular de la Embajada de España en Estados Unidos (abril 2012-marzo 2017), Secretario de Estado de Asuntos Exteriores entre 2002 y 2004, así como Director del Departamento Internacional y de Seguridad del Gabinete del Presidente del Gobierno entre 1996 y 2002. Le entrevistamos poco antes de que protagonice un encuentro con las empresas españolas organizado por CEI, International Affairs, la Escuela Diplomática de Barcelona.

 

Egipto es una de las primeras economías en África. Con Constitución desde 2014, ha experimentado un mayor crecimiento y desarrollo. ¿Se trata de un país estabilizado?

Efectivamente Egipto es ni más ni menos que la segunda economía de África tras Nigeria. Después de la Primavera Árabe y el cambio con el nuevo presidente Abdulfatah al Sisi, el nuevo ejecutivo lanzó un proyecto con tres ideas básicas. La primera era volver a un Islam moderado después de un aumento del terrorismo. La segunda fue desarrollar Egipto a base de grandes proyectos. Necesitaba aplicar políticas keynesianas, y llegó a un acuerdo con el Fondo Monetario que supuso acabar con parte de las subvenciones que había a algunos productos básicos, y eventualmente devaluó la moneda porque era necesario. Así, logró su tercer objetivo: atraer inversiones  extranjeras. El país ha alcanzado una estabilización que políticamente ha sido un verdadero éxito. Sí puede haber algunas críticas en materia de derechos humanos, si bien este país cuenta ahora con una gran estabilidad. 

 

¿Participan las empresas españolas de esos grandes proyectos que se han impulsado?

El presidente Sisi ha lanzado grandes proyectos de desarrollo de infraestructuras que suponen una gran revolución. Se trata de autopistas, el tren… Es un país que ofrece oportunidades. Sin embargo, nuestros competidores franceses, ingleses, alemanes, italianos… tienen una presencia mucho mayor en Egipto que las empresas españolas. 

 

¿Cuál es el motivo? 

El motivo es de carácter histórico: con el Tratado de Tordesillas en un momento dado decidimos con Portugal que nosotros nos lanzábamos por América, sin prestar ninguna atención a África y Oriente. No tenemos tradición de  presencia en estos países. En el siglo XX, cuando España inició su internacionalización se dirigió igualmente hacia Latinoamérica. No es hasta después de la segunda mitad del siglo XX e inicios del siglo XXI que se empieza a venir a Egipto. 

 

¿Se está normalizando la relación comercial?

A finales del siglo XX e inicios del XXI las relaciones se estrechan mucho con el presidente Hosni Mubarak. Algunos de los proyectos de importancia que se llevaron a cabo son la planta de regasificación de Damietta de Fenosa, y el desembarco de Técnicas Reunidas. Sin embargo, con la crisis financiera de 2008 España dejó de venir y luego estalló la Primavera Árabe. Creció el miedo a la inversión. 

 

¿Y en la actualidad, dónde se encuentran las oportunidades para las empresas españolas?  Según el Panorama de Infraestructura Global del G20, Egipto requerirá una inversión de 675 mil millones de dólares en los próximos 20 años para cubrir sus necesidades en infraestructuras. ¿Está España aprovechando estas oportunidades?

En un nuevo escenario de estabilización, existen muchas oportunidades, en infraestructuras y en campos como la energía, la gestión del agua… Egipto quiere llegar a 2030 al 20% de energía renovable. No tienen agua pero si mucho sol y viento. Acciona ya está presente y también Aqualia, Siemens Gamesa… En nuevas conexiones y rehabilitación de la infraestructura ferroviaria se encuentran también Talgo, CAF… 

En el sector agrícola y el agroindustrial, con la tecnificación de la agricultura existen también grandes oportunidades. En turismo no hay gran presencia española. Como en la tecnificación de la agricultura, hay mucho campo por recorrer. Falta apetito para venir a Egipto. Y eso que es el país que funciona como puerta de entrada a otras áreas de África por sus acuerdos de libre comercio.

 

En marzo el Banco Central de Egipto ha emitido nuevas instrucciones regulando la importación de mercancías. Ya no se aceptan cobros documentarios para financiar importaciones de valor superior a 5.000 USD. En su lugar, los importadores deberán utilizar cartas de crédito con un “Certificate of Inspection” de tercera parte independiente, para su aprobación por el Banco/Aduanas. ¿Afectan estos cambios a las exportaciones españolas?

La necesidad de utilizar cartas de crédito para la importación de productos a Egipto está dificultando las exportaciones de todos los países. Las empresas españolas no se ven más afectadas que el resto de las empresas del mundo. En el corto plazo, se está produciendo un efecto embudo dado que el cambio obliga a un nuevo sistema de crédito bancario más exigente. En el largo plazo, una vez se hayan adecuado las empresas y los bancos, el efecto limitativo sobre el comercio se reducirá a aquellas empresas que no tengan un rating adecuado para recibir cartas de crédito.

 

Ante el caos que presenta El Cairo, una ciudad con más de 20 millones de personas (la más poblada del continente africano), el Gobierno de Al Sisi está levantando una nueva capital administrativa en medio del desierto llena de rascacielos, centros comerciales, viviendas, naves industriales, hoteles y lagos artificiales que será hogar para 6,5 millones de habitantes. Estas grandes obras requieren, además de multimillonarias inversiones, de la intervención de empresas de distintos sectores. Se trata de un mercado importante para las empresas relacionadas directa e indirectamente con el sector de la construcción.  ¿Cómo marcha este macroproyecto? ¿Están participando las empresas españolas?

La construcción del nuevo El Cairo se dice que se trata del mayor proyecto de construcción de la historia de la humanidad. La parte administrativa ya está construida. Falta que se instale la población. Egipto ya cuenta con grandes empresas de construcción, y lo que requeriría sería de tecnología y servicios de valor añadido. 

 

¿Cómo es la idiosincrasia de los negocios en Egipto?

Nada compite con la presencia in situ. Hay que venir para hacer negocios. También hay que tener en cuenta la importante participación en el Gobierno de los militares y las fuerzas armadas, que tienen ministerios. Así es como se han hecho grandes obras estratégicas en tiempo récord, como por ejemplo la ampliación del Canal de Suez.

 

Egipto, que cultiva sólo el 3% de su superficie, carece de autosuficiencia alimentaria y es el principal importador de cereales del mundo. ¿Le afectará especialmente la guerra en Ucrania? Se suma ella al aumento del coste de la vida y el repunte inflacionario, otros dos grandes problemas especialmente tras la llegada del COVID-19.

La guerra en Ucrania ha puesto de manifiesto que un gran número de países dependían para muchos cultivos de muy pocos países. Este es el caso de Egipto, que importa cerca de un 60% de los cereales de Rusia o de Ucrania. En el caso del trigo, las importaciones desde Ucrania suponen un 26% y de Rusia un 60%. Sin embargo, no solo la importación de alimentos se está viendo afectada. Ucrania es el mayor emisor de turistas a Egipto, con 1,3 millones en el último año. Si se suman los turistas rusos, suponen entre el 35% y el 40% de los turistas extranjeros en Egipto.

Pero a pesar de la dependencia de Egipto con Ucrania y con Rusia, el país no ha reducido sus perspectivas de crecimiento. Así, las últimas previsiones de crecimiento del país realizadas por el FMI otorgan un crecimiento cercano al 5% en 2022. 

Egipto, por otra parte, recibe una gran cantidad de inversión de otros países con carácter estratégico, por estar en medio de rutas de redes de comunacon con el Mediterráneo, por su lucha contra el tráfico de seres humnos, y su acción contra el terrorismo. Con motivo de la invasión de Ucrania, ha recibido también muchas inversiones. Este país no va a caer en ningún caso porque a nadie le interesa.

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