Mientras China retoma de forma modesta la producción, el resto de países inician la senda del descenso. El miedo a una desaceleración en cadena pone en guardia a las empresas.
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Susana Gonzalez Ruiz
Observatorio amec
En Wuhan, el foco de la pandemia, se levanta finalmente la cuarentena. No obstante, la recuperación en China no puede ocultar que el resto del mundo se sume progresivamente en una recesión, tal y como lo declara abiertamente el FMI. Por su parte, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas considera que, en el mejor de los casos, el crecimiento mundial se reduciría al 1,2% en 2020. En el peor de los casos, la producción mundial se contraería un 0,9 por ciento.
Los flujos comerciales mundiales también se están viendo afectados, deteriorándose al ritmo más rápido durante más de una década, según los datos de marzo de IHS Markit. Los nuevos pedidos de exportación realizados a los fabricantes cayeron a nivel mundial en un grado no visto desde abril de 2009. La tormenta perfecta a la que estamos asistiendo se debe en gran medida a un shock simultáneo de oferta y demanda mundial. La caída en el gasto del consumidor europeo y estadounidense se están extendiendo a los países en desarrollo a través de canales comerciales y de inversión, con importantes repercusiones sobre las importaciones.
A lo largo de la semana pasada, ISH Markit hizo públicos los datos de la encuesta realizada a los de Gestores de Compras (PMI) del sector Manufacturero de los principales países. De los 30 países disponibles, ninguno reportó mayores volúmenes de pedidos.
Únicamente China reportó un crecimiento de la producción, reflejando simplemente un modesto retorno al crecimiento de la producción en una base baja, después de una disminución récord en febrero. Incluso en países donde la Covid-19 ha causado menos daño, como Países Bajos, se espera una disminución en los volúmenes de exportación debido a la caída de la producción en Europa.
El repunte observado en China no es un indicador de que la producción vaya a continuar la misma senda en los próximos meses y, en estos momentos, se plantean dos posibles escenarios. Por un lado, la producción podría verse frenada a medida que la demanda mundial sigue debilitándose. No obstante, con Europa y EEUU cerrados, más empresas europeas y estadounidenses podrían aumentan la producción en sus filiales chinas para mantener la actividad.
Cuando China comenzó a aliviar algunas de las restricciones, muchas empresas de países desarrollados respiraron aliviadas. Las restricciones de suministro deberían disminuir y la reanudación de la actividad ayudaría a elevar la producción en los demás países.
Al mismo tiempo, no obstante, Europa y EEUU comenzaron a imponer políticas más estrictas, haciendo que la demanda de empresas y consumidores continúen disminuyendo. Con una demanda mundial llegando a un punto muerto, el impacto sobre las exportaciones chinas y de otros países asiáticos que ya habían superado lo peor de la pandemia puede ser considerable.
Al problema de la caída de la demanda se añade otro temor. En Asia, países que parecían haber controlado la Covid-19 asisten a un reciente aumento en los casos vinculados a viajeros internacionales y ciudadanos que retornan a casa. China, Hong Kong, Singapur y Taiwán han prohibido la entrada de extranjeros, por lo que es previsible que el transporte continúe funcionando con restricciones y los eventos comerciales internacionales no se retomen de forma inmediata.
Hasta que no se encuentre una vacuna o tratamiento, brotes de nuevos contagios pueden producirse de forma continuada en todo el mundo, traduciéndose en una sucesión de interrupciones de la producción. Mientras haya un solo foco de infección en el mundo, ningún país estará seguro.
En este escenario, las empresas deben acelerar las transformaciones que ya habían iniciado, como la extensión de la digitalización a toda la producción para automatizar sus procesos, realizar las acciones comerciales de forma telemática y adoptar una gestión ágil de sus cadenas de suministro que les permita cambiar de proveedores y trasladar la producción de unas plantas a otras. Sin duda, los gerentes de la cadena de suministro se convertirán en una de las categorías de trabajo con mayor importancia en los próximos años.
Afortunadamente, hace tiempo que los puertos en Europa y EEUU están invirtiendo en automatización y el nivel requerido de trabajadores en planta es bajo. Tras unos primeros meses algo caóticos, los Gobiernos también empiezan a coordinarse, priorizando la logística de trenes y carreteras para las mercancías.
A lo largo de las últimas semanas, amec ha venido manteniendo una comunicación continua con sus miembros. De este modo, las empresas nos han hecho partícipes de las dificultades con las que encuentran en su día a día, pero también de cómo están aprendiendo a adaptarse (a marchas forzadas) a este nuevo entorno.
Todos los miembros de amec están haciendo teletrabajo, herramienta de la que están satisfechos. Muchos se plantean continuar utilizándola después de la crisis, en mayor o menor grado, pese a la necesidad de aprender a gestionar la hiperconectividad.
El teletrabajo no se ha limitado a reuniones o tareas de carácter administrativo. También ha mostrado su utilidad para las visitas comerciales, el servicio de asistencia o los procesos de diseño y producción. No obstante, su mayor limitación se encuentra respecto a los operarios que trabajan en planta, que en ocasiones no disponen de email. En estos casos, se está recurriendo a WhatsApp.
Respecto a las previsiones para 2020, las empresas han explicado que, frente a crecimientos previstos entre el 5 y el 25%, tras la crisis de la Covid-19 se plantean un crecimiento nulo o decrecimiento que iría del -15% al -30%. Sólo empresas del sector alimentación consideran que su perspectiva inicial de crecer un 10% aumentará hasta el 15%.
En el sector de la alimentación, contrasta la situación de los proveedores del sector Horeca, completamente paralizado, como la de retail, con un importante aumento de la carga de trabajo. Esto también se refleja en los porcentajes de operatividad del departamento de producción para los diferentes sectores representados en amec.
En base a las estimaciones realizadas a partir de las entrevistas llevadas a cabo con nuestros miembros, se observa que los sectores más estrechamente vinculados con las actividades esenciales son los que presentan una menor paralización de su actividad productiva.
Además de enfrentarse a la paralización de la actividad de sus sectores clientes, los miembros de amec han tenido que lidiar con la incertidumbre generada por unas medidas en ocasiones mal gestionadas, que han generado gran confusión.
En una carta firmada por el presidente de amec, Pere Relats, dirigida a la ministra de Industria, Reyes Maroto, hemos expresado nuestro malestar ante la falta de claridad y concreción de las medidas adoptadas, sujetas en ocasiones a interpretaciones subjetivas. En este contexto ya de por sí incierto, lo último que necesitan las empresas es más desconcierto respecto a lo que pueden o no pueden hacer y cómo deben actuar.
Del mismo modo, nuestros miembros nos han trasladado la importancia de que las administraciones faciliten, en la medida de lo posible, el cumplimiento de sus obligaciones, tales como la legalización o presentación de documentación y no añadir más presión a la que ya están soportando.