El nuevo acuerdo comercial entre la UE y Ucrania amplía el acceso de las empresas europeas al mercado ucraniano, con menores barreras, normas comunes y mayor previsibilidad para la inversión y el comercio.
La entrada en vigor del Acuerdo de Libre Comercio Profundo y Completo (DCFTA) revisado entre la Unión Europea y Ucrania consolida un régimen estable, justo y permanente, ofreciendo a las empresas industriales europeas seguridad jurídica y reducción de costes comerciales.
El acuerdo sustituye las medidas temporales aplicadas tras la invasión rusa de Ucrania por un sistema que refuerza la cooperación económica y técnica entre ambas partes.
El DCFTA actualizado elimina o reduce aranceles sobre la mayoría de los bienes industriales y armoniza las normas técnicas de producción, facilitando la operativa de las empresas europeas en Ucrania.
Entre los sectores que se beneficiarán de manera directa destacan:
Industria química y farmacéutica: la alineación de Ucrania con la normativa europea sobre el uso de productos químicos y sanitarios reduce la duplicidad de certificaciones y facilita el intercambio de productos químicos, biotecnológicos y farmacéuticos.
Metalurgia, maquinaria y bienes de equipo: la liberalización comercial abarca productos manufacturados y transformados, impulsando la exportación de maquinaria industrial, componentes metálicos y equipos de producción.
Sector automotriz y transporte: la convergencia normativa y técnica con el acervo comunitario facilita la interoperabilidad de piezas y vehículos, reduciendo los costes de homologación y acelerando la entrada en el mercado ucraniano.
Industria eléctrica y electrónica: el reconocimiento mutuo de estándares de calidad y seguridad técnica mejora las condiciones para el comercio de equipos eléctricos, componentes electrónicos y sistemas automatizados.
La gradual adopción de los estándares de producción de la UE por parte de Ucrania garantiza un entorno regulatorio homogéneo que favorece la competencia en igualdad de condiciones.
Las empresas europeas operarán bajo un marco técnico común, reduciendo costes de certificación y riesgos regulatorios.
El acuerdo incorpora una cláusula de salvaguardia bilateral que puede activarse en caso de perturbaciones graves del mercado, incluso a nivel de Estados miembros. Esto refuerza la protección frente a distorsiones comerciales y asegura la estabilidad de las operaciones de exportación.